martes, 3 de marzo de 2009

Naturaleza

Meterse al río
hasta que el río se meta en uno.

Mirar el mar
mientras el mar se apodera de nosotros
y nos retiene
y nos observa.

Meditar a orillas de un lago
sin perturbar su reflexión milenaria.

Sembrar y cosechar hasta que estamos maduros
y marchitarnos en la sombra
esperando que alguien nos arranque de raíz.